El elegido

COMPARTA ESTE ARTÍCULO
Tiempo de lectura: 2 minutos

(22 DE JULIO, 2024) Por J. Jesús Esquivel.

 

El elegido

 

Washington – Nunca en la historia política de Estados Unidos se había postrado como candidato a la presidencia un elegido de Dios. Siempre hay una primera vez, como dicen mis padrinos, los hijos del Averno cuando le llevan de almuerzo al sagradísimo Chamuco el alma de algún prelado que se torció en los caminos de la vida.

Donald Trump no solamente se siente emperador o dictador del planeta; su egolatría no tiene límites. La semana pasada, durante la Convención Nacional del Partido Republicano en Milwaukee, Wisconsin, y, antes de acribillarnos a los mexicanos con insultos y mentiras, frente a miles de sus acólitos narró cómo Dios -según él- lo eligió para atormentarnos salvándole la vida y desviando la bala que le dispararon hace unos días en el atentado fallido contra su vida que le dejó la oreja derecha como a la del arracadas de los corridos.

“Dios estaba ahí a mi lado”, afirmó con la humildad que lo caracteriza desde el pódium en el que fue adorado y ungido como candidato presidencial de los republicanos.

En los cuatro días de la Convención, los mexicanos y los inmigrantes fuimos marcados como el enemigo a vencer y a borrar del mapa gringo. Trump prometió que si gana las elecciones del 5 de noviembre, su blanco serán los inmigrantes a los que -sin fundamento y con todo tipo de mentiras- les achacó violaciones, asesinatos, robo de empleos y de ser mulas de los narcotraficantes que tienen subyugados a los estadounidenses adictos a las drogas.

¡Pobres drogadictos! Somos los mexicanos quienes, a fuerza, -porque somos de lo peor- les abrimos la boca para meterles pastillas psicotrópicas que contienen fentanilo. También los atamos de pies y manos para inyectarles heroína y sobre una mesa les empujamos la cabeza para que aspiren cocaína.

¡No mameyes en tiempo de melones!, grita por ahí un frutero. El facho de Trump y todos quienes lo idolatran, ni siquiera piensan en la responsabilidad que tienen los familiares de los adictos a las drogas. Ni en la culpabilidad de la industria farmacéutica que inició la pandemia de adicción a los opiáceos entre la sociedad estadounidense. Y ni qué decir de la ausencia de un verdadero programa nacional de educación y salud para prevenir y detener la demanda y consumo de drogas. El Trumpfacho no tiene empacho en echarnos culpas ni en justificar a las pobrecitas e inocentes víctimas de gringolandia.

La perorata de 92 minutos que se aventó Trump en Milwaukee es algo muy grave para la gente normal e inteligente de Estados Unidos y del mundo entero. La etimología de las mentiras y amenazas de Trump es de origen fascista. Hay que estar muy pendientes de lo que ocurrirá el martes 5 de noviembre en Estados Unidos.

Qué razón tenían el presidente Andrés Manuel López Obrador y JD Vance, candidato republicano a la vicepresidencia gringa, cuando compararon a Trump con Hitler. Lástima que los dos retiraron lo dicho.

COMPARTA ESTE ARTÍCULO

Entradas relacionadas